
La falta de materiales en las empresas suministradoras de toldos, obliga a los propietarios de los bares a comprar telas con las que cubrirlas y reiniciar su negocio.
El caos de las terrazas de la plaza de Pescadería ha pasado a la historia, el Ayuntamiento ha unificado con pérgolas las instalaciones de terrazas en la totalidad de este espacio donde se concentran siete de los bares más frecuentados de la capital. Pero la unificación, que mejora la imagen y ordena el espacio, no ha sido demasiado positiva para los empresarios de la zona.
Desde el inicio de este año los comerciantes de Pescadería se vieron obligados a retirar la totalidad de las terrazas que tenían instaladas en la plaza. Cada una de ellas era de una forma y, en algunos casos, se utilizaban como almacenes fuera de las épocas de buen tiempo. El Ayuntamiento había decidido acabar con el caos y la ocupación, en algunos casos, alegal, del espacio de la plaza. A principio del verano comenzó la instalación de dos grandes pérgolas, iguales para todos, bajo las que albergar las terrazas. Durante casi un mes las terrazas han estado sin poder utilizarse.
Sin terminar
Hace una semana las instalaciones estaban casi terminadas, pero surgió un problema. No podían instalarse las terrazas a no ser que se colocasen sombrillas (de hecho algunos bares así lo hicieron) ya que no había techo que protegiese del sol. La razón es que la empresa a la que el Ayuntamiento había encargado los toldos que formarán el techo de las pérgolas, no tenía existencias de materiales para poder fabricarlos. Había remitido unos toldos que no cumplían con los requisitos municipales y no fueron aceptados por los técnicos municipales.
Esa falta de toldos provocaba que las terrazas continuasen, por tiempo indefinido, sin poder abrirse al público y que los bares continuasen con la merma en su facturación que supone el no disponer de las terrazas, que en todos los casos se habían convertido en restaurantes semi al aire libre.
La solución la han puesto los propios empresarios. Durante la pasada semana se decidieron a comprar entre todos, toldos verdes, de los que se utilizan para colocar bajo los olivos en la temporada de recogida de aceituna y formar los techos necesarios para ocultar el sol. «Era la única forma de no seguir perdiendo dinero. Hay que tener en cuenta que las terrazas en esta época son una parte muy importante del negocio», dicen los hosteleros, que están plenamente de acuerdo en mejorar la imagen de la plaza y que esté ordenada. «Las pérgolas están muy bien, pero tendrían que haberse instalado mucho antes y sin problemas».
En la plaza de Pescadería cada uno de los bares tiene características propias y calidades personalizadas. De hecho en algunos de ellos ya han vuelto a colocar los sistemas de refrigeración de las terrazas mediante micro aspersores de agua, básicos para poder estar sentado al aire libre a las horas de más calor.
Todos ellos están de acuerdo en que cuando realmente estén terminadas, se mantenga la imagen y la ordenación del espacio.
La imagen
Para el Ayuntamiento, la uniformidad en las terrazas de una plaza es fundamental. Con ello se consigue que no haya una ocupación desmedida del espacio y se dejen los huecos necesarios para los peatones y el disfrute libre de las calles. Pero todo esto tiene que estar concebido desde unas normativas que consigan una imagen unitaria, dentro de lo posible, del centro de la capital, sobre todo en la zona considerada histórica.
El proyecto de las pérgolas de Pescadería ha sido acometido por la concejalía de Movilidad y financiado en su totalidad por el municipio, que además será el encargado del mantenimiento de esas instalaciones. El éxito de la experiencia previa en el Paseo de los Tristes fue la clave para decidir hacerlo también en esta plaza. Las pérgolas, con el tiempo, se cubrirán con plantas que puedan mantenerse todo el año.
Datos
Un pequeño espacio
Bares: La plaza de Pescadería es un espacio urbano, junto a Bibrambla, con 58 metros de largo y 14 de ancho. Allí se concentran ocho bares, seis de ellos con terraza, puestos de frutas, tiendas y el paso desde la Romanilla a otras zonas céntricas, como la Catedral.