La exigencia del bienestar debe satisfacerse en cualquier estación del año, sin exceso de calor en verano ni de frío en invierno. Algunos países han adoptado una escala de evaluación de las condiciones térmicas en las construcciones.

Un doble acristalamiento ordinario deja pasar un 82 % de la radiación solar. El suelo, los muros y el mobiliario absorben y devuelven esta energía que el cristal ya no deja escapar. La temperatura de los locales, con las ventanas cerradas, en un inmueble en el que la fachada esté formada por un 50 % o más de cristal, puede con ello superar entre 10 y 15 º la temperatura exterior. Si hay 25 º en el exterior, el interior de la oficina puede alcanzar los 35 o 40 º.

Por ejemplo, en Gran Bretaña, las exigencias en lo que respecta al confort durante el verano se basa en una temperatura resultante seca de 28º como máximo.

La protección solar permite reducir de forma significativa las necesidades de climatización de un local. Según el color del estor, esta reducción puede alcanzar el 35% con estores interiores y más del 60% con estores exteriores. Además, el estor atenúa el efecto brutal de la climatización y contribuye a mejorar la sensación de confort. En verano, los estores hacen de pantalla para el aire caliente exterior, limitan los efectos del sobrecalentamiento y permiten optimizar la distribución de la temperatura de confort. En invierno, evitan que se pierda calor a través del cristal. Los estores exteriores ofrecen una mejor protección térmica que los interiores.

Según estudios realizados en Alemania, en Bélgica, en Francia y en los Estados Unidos, los estores exteriores permiten reducir de 5 a 15º la temperatura de una estancia. Para un mismo tejido colocado en el exterior, los colores oscuros protegen mejor contra el calor que los colores claros.

Según un estudio de la ADEME (Agencia del Medio Ambiente y de Control de la Energía) en el marco de un cristal tradicional sin aislar, el desperdicio de calor a través del cristal es del 13%. Si el estor se halla situado en el interior, el consumo de energía se reduce en más de un 30%.

El control del calor, para evitar el efecto invernadero en las oficinas

Mejorar las prestaciones técnicas de los edificios es un reto estratégico importante en el que se vuelcan ya numerosos países. En efecto, la calefacción y la climatización de los edificios son responsables de más del 40% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2). Con el fin de responder a los objetivos de reducción de las emisiones de gas definidos en Kyoto, responsables del efecto invernadero, desde hace varios años se han introducido nuevas reglamentaciones técnicas. En Francia, la reglamentación térmica RT2000 y su revisión actual RT2005, se aplica a todos los edificios construidos a partir del 2 de junio de 2001. En este texto, basado en la obligación de obtener resultados y en valores de uso, la protección solar se halla en una posición de árbitro del confort.

El sello Oekotex standard 100, garantiza que los tejidos que lo llevan no contienen ninguna sustancia química peligrosa. Este sello garantiza principalmente una fabricación exenta de metales pesados (tipo plomo) y la inocuidad de los tejidos frente a los riesgos de irritación y las alergias.

Los tejidos de doble cara multiplican el rendimiento de los estores interiores: la cara oscura orientada hacia el interior permite optimizar la visión hacia el exterior, mientras que la cara clara orientada hacia el lado del ventanal, refleja la radiación solar para una máxima protección contra el calor.

En Estados Unidos, las necesidades de climatización suponen un consumo eléctrico mayor en verano que en invierno. Europa tiende a acercarse a esta situación.

La protección solar permite utilizar toda la superficie de los locales, incluso cerca de las ventanas, en momentos muy soleados y optimizar las instalaciones de climatización allí donde las haya. El estor participa del aislamiento térmico de la oficina y permite aumentar el confort reduciendo el consumo de energía.

Este resultado es apreciable cuando el coste de todas las energías está en claro aumento.

Un edificio confortable

En un inmueble del sector servicios, el coste de la protección solar integrada desde la fase de diseño, genera un rendimiento elevado del trabajo con un bajo coste de explotación, gracias a su impacto en el confort y por lo tanto en la productividad de los asalariados. Ofreciendo un nivel de confort visual y térmico óptimo, la protección solar evita las pérdidas de productividad, estimadas en un 2% por cada grado que sobrepasa los 25º e incluso un 10% por encima de los 30º.

Un edificio «inteligente» es un edificio confortable, seguro y económico. Su concepción responde al criterio de «rendimiento por metro cuadrado». Cada función es optimizada, su buen funcionamiento aporta un confort apreciable para los que trabajan en él. La protección solar participa plenamente de la «inteligencia» del edificio.

En los Estados Unidos, el SBS (Sick Building Syndrome), considerado como un barómetro de la calidad de vida en un inmueble, tiene en cuenta principalmente la temperatura, la calidad del aire y de su renovación, la calidad de los ambientes. Según un estudio realizado por WJ Fisk en el Lawrence Berkeley National Laboratory, reducir los síntomas asociados al SBS generaría ganancias potenciales de productividad de los asalariados del orden del 0,5 al 5 % (es decir, entre 20 y 160).

En Gran Bretaña, se utiliza una escala de evaluación de las condiciones de trabajo, denominada OSI (Occupational Stress Indicator) para evaluar la relación entre el entorno y la productividad de las personas que trabajan. La escala tiene en cuenta preferentemente la calidad de la iluminación. Un estudio realizado en Reading en 1996 demostró que puede incrementarse la productividad de los empleados en un 10 % mejorando el entorno inmediato en el interior de las oficinas.

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