
La relación entre la luminancia propia de la pantalla y la del plano posterior no debe sobrepasar el valor 3 (equivalente al 300%) si se quiere evitar el deslumbramiento y la fatiga ocular. No debe haber ninguna fuente luminosa en un ángulo de 30º por encima del campo visual del usuario (a nivel de los ojos). Dentro de un ángulo de 90º, el límite admisible de la relación con la luminancia en la pantalla es de 10. Los reflejos son también una fuente de molestias para el trabajo ante una pantalla.
En la actualidad, los arquitectos están concibiendo los inmuebles de oficinas en forma de muros de cortina con grandes ventanales acristalados. Con ello, las piezas se hallan completamente abiertas al exterior. Las fuentes de deslumbramiento situadas en el campo visual de los usuarios, cuando se hallan en sus puestos de trabajo, producen una luz parásita que penetra en los ojos y perturba el análisis de la imagen que hace la retina. Con la generalización del trabajo ante un ordenador, el deslumbramiento, el contraste y los reflejos son factores a tener en cuenta para optimizar el confort visual.
El campo de visión se enfrenta constantemente a diferentes fuentes luminosas; hay que respetar una relación entre estas diferentes fuentes cuando se utiliza una pantalla de ordenador.
La única forma de aprovechar las ventajas de la luz natural y de controlar el deslumbramiento es corregir, con la ayuda de protecciones solares, las variaciones de la luminancia de los ventanales acristalados según las horas del día y las estaciones del año.
El factor de reflexión de una pantalla es del 10 %; cualquier reflejo sobre la pantalla se traduce en una imagen de luminancia cercana o superior a la de las informaciones que aparecen en la pantalla, lo que dificulta su lectura.