Con algunos consejos podemos ayudar a alargar la vida de un toldo:

– Cuando hay hojas caídas y/o excrementos de insectos, se deben quitar en cuanto lo vemos para evitar posibles daños en la lona y el aluminio.

– No debe enrollar su toldo cuando está húmedo y si fuera imprescindible, debe desenrollarlo enseguida para que se seque y no se manche.

– Se debe evitar frotar el tejido demasiado fuerte y eliminar la suciedad utilizando siempre un cepillo suave intentando no dañar el tejido.

– Las esponjas, cepillos y trapos que se utilicen para limpiar los tejidos, deben ser suaves y no tener ninguna superficie rasposa, ni dura.

– Siempre y cuando se trate la lona con mucho cuidado, las manchas se pueden limpiar con un cepillo suave y con agua templada.

– No se deben usar detergentes ni productos de limpieza, ya que son demasiado agresivos y podrían dañar los tejidos.

Es recomendable hacer un mantenimiento del toldo en cuestión realizando periódicas limpiezas a convenir según la utilización del mismo. Este mantenimiento nos impide que los productos depositados en la superficie del toldo, permanezcan el tiempo suficiente para poder deteriorar el acabado repelente al agua del toldo, modificando de este modo la calidad del producto inicial.

Para evitar la destrucción de parte del acabado del artículo, es recomendable realizar una limpieza con tensoactivos no agresivos, y hacer uso de unos cepillos muy suaves para evitar también el desprendimiento de parte del acabado en dichos artículos.

La resistencia al uso, a las inclemencias meteorológicas, al fuego y a un largo etcétera, son las características más demandadas en un toldo, por supuesto, sin menospreciar la importancia de los brazos y otros accesorios estructurales.

El tejido el elemento que más sufre las inclemencias del tiempo y, por tanto, el que más hay que cuidar. Un descuidado o inexistente mantenimiento de la lona, muchas veces pone en riesgo las magníficas virtudes de los toldos de hoy en día. Con unos mínimos cuidados es muy fácil mantener los tejidos en perfectas condiciones y además se les asegura una vida larga.

Por todo esto, es recomendable utilizar agentes tensoactivos no iónicos, es decir, principalmente los derivados polioxietilenados o polioxipropilenados.

Estos agentes tensoactivos, tienen la ventaja de que son estables con la mayoría de los productos químicos en las concentraciones usuales de empleo. Al no ionizarse en agua, no forman sales con los iones metálicos y son igualmente efectivos en aguas duras y blandas en la eliminación de suciedad. Estas características, los hace valiosos como materia prima para la formulación de diversos productos industriales como por ejemplo en el ramo textil.

También la utilización de estos limpiadores evita la generación de espumas en la superficie del toldo, realizando siempre una disolución de los mismos en agua a temperatura ambiente.

Con esta solución y utilizando un cepillo muy suave, la vamos aplicando y en función de la situación particular de cada toldo, es preciso dejar actuar esta solución sobre la superficie del toldo durante un tiempo también relativo, en función de la suciedad que éste tenga. Después se aclara el toldo con agua abundante, evitando una presión fuerte de la misma. Y, por último, se debe dejar secar el toldo. Si se comprueba que se han perdido propiedades en el tejido, se debe realizar un tratamiento con los productos pertinentes para poder restaurar la superficie del toldo.

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